Chicos Gay en Argentina
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Hola. Me llamo Beto, tengo 40 años y vivo en Buenos Aires, Argentina. Esta historia que paso a contarles sucedió hace algunos años, cuando decidí tener mi primer encuentro con un hombre siendo yo el pasivo.
Todo empezó un día que salí a tomar unas cervezas con mis compañeros de trabajo. Eran cerca de las 10 pm cuando decidí que era hora de volver a casa y me dirigí a tomar el subte. El vagón estaba completamente vacío, a excepción de una pareja y un chico de unos 18 años. La pareja bajó en la siguiente estación y quedamos solo el chico y yo, cuando note que este se acercó y se sentó frente a mi.
Yo no estaba borracho, aunque debo admitir que había tomado algunas copas de más. No se como se fue dando la situación, pero al cabo de unos minutos ya estábamos charlando alegremente. En un momento el chico, quien por cierto se llamaba Lucas, me cuenta de sus historias amorosas. Lo raro fue cuando empezó a contarme no solo de sus aventuras con chicas, sino también con chicos. Eso me generó curiosidad y empezamos a charlar de eso. Me dijo que a él le gustaban mucho las mujeres, pero que sentía una excitación especial cuando estaba con algún chico. También me contó que había probado como pasivo, pero que prefería el rol activo.
Unos minutos después llegamos a la estación donde yo debía bajarme y me despedí de el diciendole que ojala nos volvamos a encontrar, que me había gustado charlar con él. Ante mi comentario, él me respondió que por qué no continuamos la charla en algún otro lugar. No se por que lo hice, pero baje mi mirada a su bulto y cuando él se dio cuenta de esto se lo empezó a manosear. Sin ser consciente de lo que hacía, le dije que porque no venía conmigo a mi departamento y seguimos charlando mientras tomábamos algo.
Como dije antes, yo nunca había estado como pasivo con un hombre, pero al ver aquel bulto en su pantalón me dio mucha curiosidad. Lucas, que claramente se había dado cuenta de que lo invitaba, aceptó y bajó del subte conmigo. Caminamos unas cuadras hasta el departamento y subimos. Ya en el ascensor, Lucas se ubicó detrás de mí y pude sentir el leve roce de su bulto contra mi cuerpo mientras me decía al oído que la íbamos a pasar muy bien. Me agarró fuerte las nalgas, y en ese momento el ascensor se detuvo y salimos.
Debía medir unos 17 o 18 cm, pero claramente aun no la tenía del todo parada. Unas venas azules recorrian el tronco, y en la punta una hermosa y grande cabeza rosada se estaba humedeciendo. Sin dudarlo pase la lengua por la cabecita, saboreando su líquido preseminal.
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«Eso, así te quiero, no seas tímida y chupa» me decía Lucas.
«Nunca fui pasivo» le dije, tal vez para que sepa que no tenía experiencia dando placer a un hombre.
«No te preocupes, esta noche vas a aprender a ser mi putita»
Sus palabras resonaban en mi cabeza y me estaba poniendo muy caliente. Levanta su pija y pase mi lengua por sus bolas. Las fui metiendo en mi boca de a una. Y las volví a lamer. Empecé a sentir como su pija se empezaba a endurecer. En ese momento la agarre y me la metí completa en la boca. Sentí como se ponía mas y mas dura, haciendo presión contra mi garganta. Levanta la mirada y estaba Lucas, gozando de la chupada de la pija que yo le estaba proporcionando. Entonces me agarró de la cabeza y empezó a mover su cadera.
Me estaba cogiendo por la boca. Y me estaba gustando. De mi boca se escapaban gemidos y eso estaba poniendo más caliente a Lucas. Sume mis manos para darle mas placer, y ahora además de comerme todo ese pedazo enorme le estaba acariciando las bolas y la base del tronco. De repente me agarró fuerte de la cabeza y aceleró sus embestidas. Antes de que pudiera darme cuenta sentí un chorro enorme de leche caliente en mi boca. La primera vez que un macho me acababa en la boca. Y me estaba gustando mucho. Segui haciendo presión con mis labios en su tronco y trate de tragarme toda la leche, aunque parte de ella se escurre de mi boca y cayó sobre mi pecho.
«Que buena puta que esos» me dijo Lucas cuando logró recuperar el aliento. «Vas a pasar una linda noche».
Lucas terminó de quitarse toda la ropa y se sentó en el sillón. Al hacerlo vio a un costado una tanga de mi novia.
«Espero que ella no decida venir, o se va a encontrar con que su chico es una putita»
«Tu chica siempre deja ropa por acá tirada?» me pregunta Lucas
«Se la debe haber olvidado. Siempre la guarda en su lugar del placard»
«Tiene mucha ropa acá?»
«Si, bastante, porque preguntas?»
«Por que quiero que te la pongas»
«Que? Que me ponga la ropa de mi novia?»
«Si, y no quiero escuchar quejas. Anda a ponerte su ropa, y espero que tenga ropa muy de puta»
Sin dudarlo, aunque con nervios, voy a la habitación y abro el armario.
Al cabo de unos minutos vuelvo a dónde está Lucas y se queda impactado al verme.
Y para completar el atuendo de puta, unos zapatos de taco muy alto. Mi novia nunca se había vestido así. O sea, usaba esa ropa, pero nunca toda junta. Y me pregunte porque no lo hacía, si era hermoso vestirse así y sentirse tan puta.
Me acerque a Lucas que estaba sentado en el sillón, y sin mediar palabra, me arrodille entre sus piernas. Su pija ya estaba firme de nuevo, y no dudó en chuparsela. Todavía tenía semen cubriendo el tronco. Y se la chupe con más fuerza. Sus gemidos me hacían poner muy caliente. De repente Lucas me aparta, me da unos golpes en la cara con su verga dura, y agarrándome del brazo me levanta y me lleva hasta la mesa. Me de vuelta y me recuesta, dándole la espalda y mi culo.
«Sos una puta hermosa. Y como buena puta te vas a quedar ahi gozando mientras te rompo el orto»
Sus palabras me excitaron mucho y lo único que hice fue levantar un poco más mi culo. Sentí como rozaba su pija por mis nalgas. Empezó a recorrer el fino hilo de la tanga con la punta de la pija. Estaba a punto de ser sometido por Lucas, de ser su puta. Y eso me calentaba mucho. Pero él solo me hacía desear, frotando su cabecita por toda mi cola. Hasta que no aguante más.
«Por favor» le dije mirándolo por sobre mi hombro. «No me hagas desear más. Quiero ser tu puta».
Lucas apoyó fuerte una mano sobre mi espalda, obligándome a permanecer recostado en la mesa. Con su otra mano corrió mi tanga. Siento que se escupe en la mano y lo pasa por mi orto dejándolo listo para ser penetrado. Sentía que me partía el medio cuando comienza a empujar con su pija. Me dolía mucho, pero no quería que parara.
«Te duele puta?»
«Si, pero por favor, no pares»
No podía creer lo que estaba diciendo. Pero estaba muy caliente. Y a medida que Lucas entraba mas en mi cola yo me ponía mas caliente. Me estaba reventando el orto a pijazos. Y yo gemía como…. como una puta.
Tal vez por su corta edad, no estuvo mucho tiempo cogiéndome hasta que acabó, a pesar que unos minutos antes había acabado en mi boca. Sentí como un chorro enorme de semen llenaba mis entrañas. Y no pude hacer otra cosa más que gemir de placer mientras Lucas descargaba su semen dentro mio.
Lucas se recostó en el sillón y yo me quedé un poco más recostado en la mesa, haciendo fuerza con mi culo para que no se escape el semen. Lo quería todo dentro de mi culo. Fui al baño, me limpié, acomodé mi ropa y me miré al espejo.
«Asi se hace puta» pensé mientras me miraba. Cuando salí del baño Lucas ya estaba listo para cogerme de nuevo. Eso es lo lindo de un macho tan joven. Estuvo toda la noche dándome leche, y esa fue la mejor noche de mi vida.
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